Los cambios sociales devenidos en los últimos años han dejado claro que las juventudes en República Dominicana no se conforman con solo ser beneficiarios de las decisiones tomadas por los adultos, sino que por el contrario, buscan la oportunidad de participar de manera activa en las decisiones que les afectan directamente y al desarrollo del colectivo. Aún así, los jóvenes difícilmente son tomados en serio por el sistema político, y generalmente son considerados inmaduros y/o inexperimentados; sumado a los obstáculos para ser elegidos. Ejemplo de ello, es el hecho de que no es sino a los 25 años cuando un joven puede ser elegido como congresista y cuando logran entrar en la campaña, deben enfrentarse con los retos financieros en comparación con sus pares de mayor edad.