Historia del Premio Nacional de la Juventud

El Premio Nacional de la Juventud (PNJ) se celebró por primera vez el 31 de enero de 1997, en el auditorio del Banco Central de la República Dominicana. En aquella ocasión, se reconoció la trayectoria y aportes de 10 jóvenes dominicanos destacados en diferentes áreas del quehacer nacional.
Desde entonces, el galardón ha evolucionado y ampliado su alcance, convirtiéndose en el máximo reconocimiento que otorga el Estado dominicano a la juventud. Hoy en día, el PNJ premia a jóvenes sobresalientes en 15 categorías, valorando su liderazgo, compromiso social, innovación y contribución al desarrollo del país.
Acerca del PNJ2026
El Premio Nacional de la Juventud tiene como objetivo reconocer e impulsar a los/as jóvenes de nuestra sociedad que contribuyen día a día con el desarrollo sostenible de la República Dominicana. De ahí la cantidad de galardones que lo constituyen a fin de abarcar de forma macro todas las áreas de servicios que generan cambio.
El Premio Nacional de la Juventud es el mayor reconocimiento que otorga el Estado Dominicano a través del Ministerio de la Juventud a los/as jóvenes dominicanos destacados en diversos ámbitos.
Jóvenes que inspiran, historia que transforman
Cada generación escribe su propia historia, y la juventud dominicana ha demostrado, una y otra vez, que el talento, la pasión y el compromiso pueden mover montañas. El Premio Nacional de la Juventud celebra a esos jóvenes que, con su esfuerzo y determinación, inspiran a otros a soñar en grande, a creer que todo es posible y a trabajar por un país mejor. Son líderes, innovadores, voluntarios, artistas, científicos y emprendedores que demuestran que la edad no es un límite, sino una oportunidad para marcar la diferencia.
Porque detrás de cada reconocimiento hay una historia que transforma: un proyecto que impacta comunidades, una idea que revoluciona una industria, una voz que inspira cambios positivos.

La Medalla del Premio Nacional de la Juventud:
Un símbolo de inspiración y legado

La medalla del Premio Nacional de la Juventud es más que un galardón; es un emblema que representa el esfuerzo, la dedicación y el impacto positivo de nuestros jóvenes en la sociedad. Su diseño fusiona dos símbolos universales que transmiten inspiración y orgullo.
En su frente, lleva el rostro de San Juan Bosco (1815–1888), patrono de la juventud, educador y defensor incansable de los valores que forman ciudadanos ejemplares. Su figura recuerda que el compromiso, la fe y la educación son herramientas poderosas para transformar vidas.
En su reverso, figura El Baile de la Juventud (1961) de Pablo Picasso, una acuarela creada como símbolo del VIII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, celebrado en Helsinki en 1962, evento que reunió a 18.000 jóvenes de 137 países en un espíritu de fraternidad y cooperación. La obra, concebida por Picasso en favor del Movimiento por la Paz, transmite energía, unidad y esperanza, reflejando la capacidad de la juventud para liderar causas justas y construir un futuro más solidario.
Portar esta medalla significa llevar en el corazón un legado de inspiración y compromiso con el país. Es un recordatorio de que las historias de superación personal y servicio a la comunidad son las que verdaderamente transforman nuestra nación.